
Innovar requiere cambio, audacia,
creatividad, receptividad a ideas nuevas, entre otras cosas. Muchas
veces me encuentro con personas que intentan desde una u otra forma
innovar utilizando solamente una o dos técnicas, siguiendo una lista de pasos como si fuera una receta de cocina. No esta mal, es una forma. Más no es lo óptimo,
y no define una personalidad innovadora. El ser innovador, o querer
serlo, es algo más. Involucra a el ser de una persona o de varias, un
entorno, una serie de impulsos que vienen desde el exterior de nuestro
cuerpo y depende de nosotros como los atrapemos. Voy a centrarme en la
persona, en alguien como tu, que desea ser innovador, ser una persona
que por lejos tiene ideas diferentes y prácticas, útiles, y destacar por
ello.
Es un compromiso contigo.
Ser innovador requiere estar en un estado mental específico, receptivo
al mundo exterior en todos los sentidos, con un punto de vista crítico
pero constructivo. La gran diferencia entre ser constructivo criticando
una idea o no yo la defino como asumir realmente la posibilidad de
asimilar la idea como buena. Y esto requiere que seamos sinceros,
primero con nosotros mismos. ¿Realmente crees que puedes tomar la idea
de que se pueda ampliar tu creatividad si consumes marihuana? ¿Crees que
es posible que una persona pueda cambiar el mundo solamente con su
fuerza de voluntad? ¿Tomas en serio la posibilidad de que alguien se
transforme de la noche a la mañana de una persona de clase media o baja a
una persona millonaria., sin ser este evento azaroso? ¿Piensas que
puedes ser tú? ¿Existe el destino? Ante estas preguntas, muchos
comienzan a criticar la idea negativamente, sin tomar en cuenta la
posibilidad de que sea cierto. Son solo ejemplos, que exaltan la idea
que trato de transmitir, pero ocurre en mayor o menor grado con algunos
temas que tomamos como “bastiones” de nuestro conocimiento, inamovibles,
eternos y seguros. Este tipo de crítica, de actitud frente a una idea
no es propicia para la creatividad, y por lo tanto tampoco para la
innovación. Romper con esta es fundamental para poder recibir una buena
estimulación creativa. Atención, esto no significa estar dispuesto a
fumar marihuana o creer en Jesús, mas si estar dispuesto a pensar, que
es posible que sea cierto. Al fin y al cabo, eres un ser humano, y
equivocarte es tu naturaleza, no? Tampoco significa que debas analizar
todas las posibles verdades de este universo que se te presenten, pues
el tiempo de nuestra vida es limitado: debes enfocarte en aquellas que
pienses que son más útiles. Alguna vez me han dicho que este estado
mental es el definido por vox populi como “open mind”… puede ser.
Es ser valiente.
La seguridad no es algo que sea propicio para la innovación. El riesgo,
las situaciones donde no te encuentras seguro, propician a tu mente a
trabajar de formas diferentes, a buscar soluciones alternativas a las
actuales y por ende, a innovar. Alguna vez oí por ahí “la seguridad es
para los cadáveres”. Al fin y al cabo, mañana puedes morir de un ataque
al corazón, ¿no? Entonces, ¿cual es tu seguridad? Es solamente un arco
de eventos que no deseas que sucedan, como quedarte en bancarrota, los
cuales tienes controlados bajo una probabilidad inferior de ocurrencia.
Es decir, en palabras simples, eventos que tu estas seguro que es poco
probable que ocurran porque haces algo al respecto Innovar es cambiar,
requiere riesgo, requiere estar en una situación desconocida y por ende
insegura. Pues bien, si quieres que tu vida sea innovar, tienes que
acostúmbrate al riesgo y dejar de lado parte de tu seguridad. No digo ve
y despilfarra todo tu dinero en una idea (aunque muchos así lo han
hecho y les fue muy bien, o siguen vivos por lo menos) pero ten presente
a lo que puedes renunciar. Todo lo que llamas seguridad en tu vida
radica en algo llamado zona de confort (e incluye un auto, una
televisión, etc.). Es un estado donde una persona se encuentra como un
bote en un río de aguas calmas, pero cuya corriente fluye hasta el mar.
No tiene miedo de que el bote se voltee, porque el clima es bueno y no
hay nada en el horizonte que haga parecer esto posible. Salirse de esta
zona sería como tomar un río embravecido, con rápidos, una corriente
fuerte y piedras por el camino. Puedes voltear tu bote, pero puedes
llegar más rápido al mar.
Es creer.
¿Y que es lo que hace que una persona pueda tener el valor de tomar el
río bravo y otra no? Que confía en si misma que puede lograrlo, que cree
que puede hacerlo. Independientemente de lo que creas, puedo decirte
que tú tienes el control de todo lo que te pase en la vida. Puedes
equivocarte, y tu bote voltear y mojarte un poco, pero si sabes como
levantarte y comenzar de nuevo no hay quien te detenga en tu camino
hacia al mar. Al fin y al cabo, nadie que ha intentado algo 100 veces no
lo ha conseguido, ¿no es así? Entonces, ¿Qué es lo peor que te puede
pasar si tomas el rió bravo? ¿Tienes alguna forma de controlar esto?
¿Puedes decidir de antemano cual será tu peor situación? Entonces, ¿Por
qué crees que no puedes lograr este desafío? Quizás no lo logres en el
primer intento, pero no significa que no lo vayas a lograr.
Es vivir.
Si sales de tu zona de confort, si aprendes a acostumbrarte al cambio
en tu vida diaria y al riesgo que esto conlleva, también tienes que
disfrutarlo. ¿No es maravilloso experimentar cosas nuevas? ¿No es
apasionante? ¿Sientes adrenalina cuando lo haces? Deja de observar y
empieza a experimentar. Equivócate. Inténtalo de nuevo y vuelve a
equivocarte. Y aprende con ello. Atrévete.